Rusia lanza el mayor ataque aéreo contra Kiev en toda la guerra y causa destrucción de complejos militares, edificios y zonas civiles.
Kiev vivió una madrugada devastadora este 4 de julio, cuando Rusia lanzó 550 drones y misiles en el mayor ataque aéreo desde 2022.
La ofensiva comenzó a las 21:30 horas del jueves y se extendió por más de siete horas, afectando seis de los diez distritos de la capital.
La Fuerza Aérea de Ucrania confirmó el uso de 539 drones Shahed y 11 misiles, incluidos hipersónicos Kinzhal y balísticos Iskander-M.

Las defensas ucranianas interceptaron 478 proyectiles, pero 63 drones y nueve misiles impactaron en zonas residenciales, escuelas y hospitales.
El alcalde de Kiev, Vitali Klitschko, reportó 23 heridos, 14 hospitalizados y daños en al menos 33 puntos de la ciudad.
Entre los distritos más afectados están Solomyanskyi, Darnytskyi, Dniprovskyi, Svyatoshynskyi y Shevchenkivskyi, según Timur Tkachenko, jefe de la administración militar local.
En Holosiivskyi, restos de drones incendiaron un centro médico; también se reportaron daños en la Embajada de Polonia y 40 edificios residenciales.
Cinco escuelas, jardines de infancia y cafeterías resultaron destruidos, mientras que la empresa ferroviaria Ukrzaliznytsia desvió trenes por daños en la infraestructura.
Alya Shahlai, fotógrafa de bodas de 23 años, relató que su edificio fue alcanzado mientras se refugiaba en un sótano con vecinos.
“Hubo una fuerte explosión, se apagaron las luces y la gente entró en pánico”, declaró Shahlai a la agencia AP.
El presidente Volodímir Zelenski calificó el ataque como “deliberadamente masivo y cínico”, y denunció la falta de voluntad rusa para cesar el conflicto.
Zelenski subrayó que el bombardeo coincidió con una llamada entre Vladimir Putin y Donald Trump, lo que consideró una provocación directa.
El ministro de Exteriores, Andrii Sybiha, afirmó que fue “una noche horrible y sin dormir”, mientras pedía más presión internacional sobre Moscú.
La ministra de Economía, Yuliia Svyrydenko, denunció “destrucción masiva en el corazón de nuestra capital” y lo calificó como un acto de terrorismo.
El Ministerio de Defensa ruso declaró que atacó fábricas de drones y equipos militares, aunque no se ha confirmado la precisión de esos impactos.
Estados Unidos suspendió el envío de misiles Patriot, lo que podría haber debilitado la defensa aérea ucraniana durante el ataque.
Putin reiteró que Rusia no cederá en sus objetivos, mientras Trump expresó frustración por la falta de avances hacia un alto al fuego.
Además de Kiev, las regiones de Dnipropetrovsk, Sumy, Járkov y Chernihiv también fueron blanco de ataques simultáneos con drones y misiles.
Las autoridades ucranianas advirtieron sobre la alta concentración de humo tóxico y pidieron no manipular restos de drones por riesgo de explosión.
Zelenski pidió a sus aliados acelerar el envío de sistemas de defensa aérea y aumentar las sanciones contra el régimen de Putin.
Este ataque marca un nuevo punto de inflexión en la guerra, evidenciando la escalada rusa y la urgencia de una respuesta internacional coordinada.