Por increíble que parezca, los plásticos que se usan para fabricar los neumáticos de los autos son los mismos que se usan para hacer los chicles.
Desde el momento en que tiramos el chicle, ese trozo tarda más de 50 años en empezar a descomponerse contaminando y siendo desagradable al contacto.
Hugo Maupetit y Vivian Fischer, estudiantes de diseño industrial, decidieron recoger los chicles para moldear ruedas para monopatines.
Ambos decidieron qué sé instalaran “tableros de chicles” por toda su ciudad universitaria de Nantes, donde los estudiantes pudieran clavar sus chicles.
las piezas de chicle se recogerían, se limpiarían, se moldearían juntas con un producto estabilizador y se les aplicaría un tinte natural para formar las bases de las ruedas.
El vibrante color del chicle junto con su textura particular lo convierten en una opción lúdica, aunque resistente, para la producción de neumáticos.