El martes, Rob Ford, que encabeza la provincia de Ontario (la más poblada de Canadá) anunció que cancelaba un contrato de U$ 100 millones con la compañía satelital de Musk, Starlink. “No otorgaremos contratos a gente que alienta ataques económicos contra nuestra provincia y nuestro país”, afirmó Ford en conferencia de prensa.
Al mismo tiempo, Ford dijo que se prohibirá a compañías estadounidenses licitar en los contratos de provisión de bienes o servicios por U$ 30 mil millones que anualmente paga el gobierno de la provincia. “Las empresas estadounidenses ahora perderán ganancias de decenas de miles de millones de dólares, y la culpa es del presidente Trump”, expresó.
Una ex funcionaria de alto rango propuso instituir aranceles a los autos Tesla de la compañía de Musk. “Vamos a ir tras los empresarios estadounidenses que le importan a la Casa Blanca. Propuse un arancel del 100% a todos los Tesla”, dijo recientemente Chrystia Freeland, ex Primera Ministro Representante de Canadá. Freeland renunció a su puesto para presentarse como candidata a primera ministro de Canadá. “Convoco a todos los países afectados por este arancel a que se unan a nosotros. Nuestra respuesta apuntará a votantes específicos de Trump”, añadió.
Es la más reciente muestra de que hay muchos canadienses que detestan a Musk. Además, unos 230.000 canadienses firmaron una petición para que se revoque la ciudadanía canadiense de Musk (Musk es ciudadano canadiense porque su madre Maye Musk nació en Saskatchewan). La petición acusa al multimillonario de “intentar borrar la soberanía canadiense”. En respuesta, Musk tuiteó que Canadá “no es un país de verdad”, lo que se supone inspirará más animosidad contra él y sus compañías.