Científica mexicana transforma nopales en plástico biodegradable en solo una semana que podría resolver la contaminación.
En Zapopan, Jalisco, la ingeniera química Sandra Pascoe Ortiz está revolucionando la industria del plástico con una alternativa ecológica hecha de cactus.

Desde la Universidad del Valle de Atemajac, Ortiz utiliza el jugo del nopal (Opuntia ficus-indica) para crear un bioplástico flexible, comestible y completamente biodegradable.
Los azúcares y gomas naturales del cactus actúan como polímeros orgánicos, sustituyendo los derivados del petróleo que contaminan durante siglos.
Ortiz extrae el jugo del nopal, lo mezcla con aditivos naturales no tóxicos y lo vierte en moldes para dejarlo secar.
El resultado es una película plástica que se degrada en solo siete días en compost o agua, y en dos meses si se entierra.
A diferencia del plástico convencional, este material no representa peligro para la fauna ni el medio ambiente, y puede incluso ser ingerido sin riesgo.

Además, el cactus se regenera rápidamente tras la cosecha, lo que garantiza una fuente sostenible e inagotable de materia prima.
Este bioplástico no solo es biodegradable, sino también renovable, no tóxico y libre de contaminantes industriales.
Los prototipos desarrollados por Ortiz aún están en fase de prueba, pero ya generan interés internacional por su potencial ecológico.
Su investigación propone una solución real al problema global de los residuos plásticos que invaden océanos y ecosistemas.
El diseño ecológico, inspirado en el desierto mexicano, podría transformar industrias como el embalaje, la agricultura y la medicina.
Ortiz demuestra que la innovación sustentable puede surgir de recursos locales, accesibles y profundamente ligados a la cultura mexicana.
Este avance científico posiciona a México como líder en tecnologías verdes y alternativas biodegradables de alto impacto.
La ciencia mexicana apuesta por el futuro del planeta, y lo hace desde sus raíces más resistentes: el nopal.