México producirá microchips nacionales y generará más empleos bien remunerados en los próximos años en polos estratégicos.
México se posiciona como un nuevo actor en la manufactura de microchips, impulsado por el Plan México y alianzas con universidades y empresas tecnológicas nacionales.

El país apuesta por el ensamblaje, prueba y empaquetado (ATP) de semiconductores, aprovechando su cercanía con Estados Unidos y su experiencia en sectores automotriz y aeroespacial.
Guadalajara lidera como “Silicon Valley mexicano”, concentrando el 80% de la industria local. Foxconn construye allí una nueva planta para chips de Nvidia.
El Instituto Politécnico Nacional (IPN) participa activamente con el Centro Nacional de Diseño de Semiconductores Kutsari, con sedes en Puebla, Jalisco y Sonora.
Circufy, start-up mexicana, capacita ingenieros en tecnologías avanzadas. Su CEO, Rodrigo Jaramillo, destaca el talento nacional como clave para competir globalmente.
QSM Semiconductores, en Querétaro, fabrica chips de 450 nanómetros para dispositivos médicos, IoT y seguridad. Ya emplea a más de 40 especialistas.
Intel, Texas Instruments y Microchip Technology han reforzado operaciones en México, generando empleos especializados y transferencia tecnológica.
Según Deloitte, México podría captar hasta el 1% del mercado global de semiconductores, que superará el billón de dólares en 2030.
La Secretaría de Economía prevé que el sector genere más de 50,000 empleos directos e indirectos en los próximos cinco años.
El Plan México promueve incentivos fiscales, infraestructura y formación académica. Universidades como el IPN y la UNAM lideran la capacitación técnica.
México cuenta con tratados comerciales, minerales críticos y talento joven. Todo apunta a que dejará de ensamblar el futuro para comenzar a diseñarlo.