Finisterre 3.0

EL SUEÑO DE SIAM

China se integra espectacularmente al selecto grupo de naciones que han conquistado las fronteras cercanas de nuestro Sistema solar.

El pasado 23 de julio lanzó su misión a Marte, Tianwen 1, consistente en una sonda que explorará el planeta más prometedor para albergar a los seres humanos en el futuro.

A pesar de tener un programa espacial joven, China ha logrado enviar independientemente a un astronauta al espacio con su lanzadera Long-March.

De igual forma cobró notoriedad su programa espacial al ser la única nación en alunizar en la cara oculta de la luna, y recientemente trajo muestras de rocas lunares a la tierra después de 40 años de las misiones Apollo.

Se especula que China planea la construcción de una estación espacial propia orbitando la Tierra para inicios del 2022.

Pero su éxito no sólo se percibe en el espacio exterior.
China se ha embarcado en un enfrentamiento frontal con Washington al desafiar los acuerdos de Breton Woods, firmados por las potencias triunfantes tras la segunda guerra mundial.

En esos acuerdos se selló la hegemonía del dólar estadounidense como una moneda de intercambio comercial y reserva.

Ahora China está cambiando el status quo. Realiza operaciones comerciales con su propia moneda y acepta divisas de naciones no alineadas con Estados Unidos como Rusia, Irán, Venezuela y Corea del Norte, por nombrar algunos.

Incluso se ha sumado al disruptivo mundo de las criptomonedas, marcando un hito en la economía global.

Este punto de inflexión ejecutado con precisión quirúrgica cuando el desplome de la divisa estadounidense amenaza con hundir la economía de las potencias occidentales, solo demuestra cuán avanzado está el gobierno socialista de Beijing en el panorama mundial.

La burbuja especulativa del dólar está a punto de estallar. La economía basada en la guerra que ha mantenido a flote a los Estados Unidos desde su independencia se estancó.

Los botines del colonialismo bélico le han sacado el puño al ejército más poderoso del mundo: Irán, Venezuela, Siria y Bolivia resultaron ser bocados más grandes de lo que los yankees podían morder.

Es allí donde China ha iniciado una invasión a gran escala del mundo basada en el comercio, la inversión y la diplomacia de una potencia económica, nuclear y cultural.

La nueva ruta de La Seda de Xi Jinping tocará tierras tan lejanas como África y América Latina, pero infortunadamente no estamos preparados para un encuentro más demoledor de lo que fue la conquista española.

Por Erasmo Fernández